lunes, 11 de noviembre de 2013

Selva de Borneo (Días 2 y 3)

Nos levantamos a la mañana siguiente con la sensación de no haber dormido mucho, y la verdad que el colchón en el suelo no había ayudado, así como que el sol salga a las 5:00 am.

Nos retiraron la cama portátil y sirvieron el desayuno, a la par el barco ya había comenzado su recorrido hasta la siguiente parada: otra plataforma en mitad de la selva donde seguiríamos contemplando a los orangutanes comer, saltar y trepar por los arboles. Que gran diferencia con un zoo, se nota que viven en libertad. 







Por el camino seguiríamos viendo de vez en cuando algunos monos narigudos, macacos y hasta un cocodrilo que pillamos infraganti antes de esconderse.


Llegamos al último campamento que es centro de recuperación Camp Leakey. para llegar hasta aquí nos desviamos por un cauce del río donde en un momento dado el agua cambia del marrón habitual (agua removida para buscar oro) a un color negro que refleja los arboles y el paisaje como si de un cristal se tratara.


Antes de encaminarnos hacia el centro del campamento, amarramos el barco y disfrutamos de la comida mientras veíamos algún que otro lagarto bastante grande nadar cerca de los klotoks.


En este campamento nos dijeron que igual veíamos a Tom, el macho dominante del parque  aunque hacia como dos mese que los ranger no sabían nada de él.
Empezamos a caminar por las pasarelas de madera y nada más llegar al primer giro, vimos un par de orangutanes descansando en la pasarela, ¡esto promete!!!



¡Y tanto que promete!!!!, ya que pasamos a menos de un metro de los orangutanes, siempre con Rudy, nuestro guia, atento a cualquier movimiento inesperado. No hay que olvidar que son animales en estado salvaje aunque acostumbrados a ver humanos rondando su territorio.

Llegamos al centro del campamento donde pudimos ver las diferentes casetas que han montado los rangers que viven allí  como son la cocina, sus casas, un pequeño museo con fotografías  arboles genealógicos y diferentes libros e historias, de la fauna del parque y principalmente de los orangutanes y la extensa familia de Tom.


También hay recortes de periódicos de una orangutana que es muy lista y que no pudimos ver ya que estaba en el hospital, pero dicen que sabe interpretar 23 signos, sabe remar en una canoa y que ha salido en diversas películas. Lastima que estuviera enferma...

Acabado este recorrido volvimos al camino adentrándonos un poco más en la selva y dirigiéndonos a otra plataforma de avistamiento de orangutanes. Al dar con ella se volvió a repetir el espectáculo de los orangutanes yendo y viniendo, comiendo plátanos y bebiendo leche. También tuvimos la visita de algún infiltrado como pueden ser ardillas, macacos o algún gibón.



Pasado un tiempo y cuando ya habían saciado su hambre el grueso de los orangutanes, volvimos dirección al campamento un poco desilusionados por no haber visto a Tom y entonces ocurrió....otro momento mágico de esos que recuerdas toda la vida, ya que de regreso a la parte central del campamento allí estaba él.


Tom, el macho dominante con todo su esplendor y toda su fuerza, todo un campeón  una fuerza de la naturaleza dejándose fotografiar por los diferentes grupos que habíamos en la zona, eso si, sólo hasta que él quisiera, ya que cuando decidía moverse el revuelo que se montaba era importante ya que los propios rangers no dejaban a nadie ponerse en su camino.

Hacia y deshacía a su gusto, lo mismo intentaba subirse a la ventana de alguna caseta (bien protegida por red de alambres), que se liaba a levantar carros de transporte de plátanos como si fueran un mero juguete o se sentaba a comer quitándole la comida a cualquier otro orangután.








Después de un buen rato observando, fotografiando y moviéndonos de un lado para otro para no interferir con Tom, pusimos rumbo a nuestro Klotok para pasar la última noche en el barco y al día siguiente dedicar toda la mañana a navegar dirección al embarcadero donde nos había recogido el klotok el primer día y de allí al aeropuerto a coger un nuevo vuelo hacía nuevo destino.

Antes de despedirnos una ultima anécdota curiosa donde se ve el respeto/miedo de los orangutanes con su macho dominante, en este caso Tom, ya que antes de subirnos al Klotok, había dos rangers jugando con dos crías de orangután y unas ramas. En un momento dado empezaron los rangers a decir ¡Tom, Tom, Tom!!!!, los orangutanes en cero coma estaban saltando y huyendo hacia la parte mas alta de los arboles al escuchar el nombre de su líder. Ahí lo dejo.

Próximo destino Bali, concretamente la ciudad de Ubud. Atrás dejamos una experiencia inolvidable en la selva con los orangutanes, descendencia directa de la raza humana. El que no se lo crea que venga a verlo.

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