Nos levantamos a la mañana siguiente con la sensación de no haber dormido mucho, y la verdad que el colchón en el suelo no había ayudado, así como que el sol salga a las 5:00 am.
Nos retiraron la cama portátil y sirvieron el desayuno, a la par el barco ya había comenzado su recorrido hasta la siguiente parada: otra plataforma en mitad de la selva donde seguiríamos contemplando a los orangutanes comer, saltar y trepar por los arboles. Que gran diferencia con un zoo, se nota que viven en libertad.
Por el camino seguiríamos viendo de vez en cuando algunos monos narigudos, macacos y hasta un cocodrilo que pillamos infraganti antes de esconderse.
Antes de encaminarnos hacia el centro del campamento, amarramos el barco y disfrutamos de la comida mientras veíamos algún que otro lagarto bastante grande nadar cerca de los klotoks.
En este campamento nos dijeron que igual veíamos a Tom, el macho dominante del parque aunque hacia como dos mese que los ranger no sabían nada de él.
Empezamos a caminar por las pasarelas de madera y nada más llegar al primer giro, vimos un par de orangutanes descansando en la pasarela, ¡esto promete!!!
¡Y tanto que promete!!!!, ya que pasamos a menos de un metro de los orangutanes, siempre con Rudy, nuestro guia, atento a cualquier movimiento inesperado. No hay que olvidar que son animales en estado salvaje aunque acostumbrados a ver humanos rondando su territorio.
Llegamos al centro del campamento donde pudimos ver las diferentes casetas que han montado los rangers que viven allí como son la cocina, sus casas, un pequeño museo con fotografías arboles genealógicos y diferentes libros e historias, de la fauna del parque y principalmente de los orangutanes y la extensa familia de Tom.
Acabado este recorrido volvimos al camino adentrándonos un poco más en la selva y dirigiéndonos a otra plataforma de avistamiento de orangutanes. Al dar con ella se volvió a repetir el espectáculo de los orangutanes yendo y viniendo, comiendo plátanos y bebiendo leche. También tuvimos la visita de algún infiltrado como pueden ser ardillas, macacos o algún gibón.
Hacia y deshacía a su gusto, lo mismo intentaba subirse a la ventana de alguna caseta (bien protegida por red de alambres), que se liaba a levantar carros de transporte de plátanos como si fueran un mero juguete o se sentaba a comer quitándole la comida a cualquier otro orangután.
Antes de despedirnos una ultima anécdota curiosa donde se ve el respeto/miedo de los orangutanes con su macho dominante, en este caso Tom, ya que antes de subirnos al Klotok, había dos rangers jugando con dos crías de orangután y unas ramas. En un momento dado empezaron los rangers a decir ¡Tom, Tom, Tom!!!!, los orangutanes en cero coma estaban saltando y huyendo hacia la parte mas alta de los arboles al escuchar el nombre de su líder. Ahí lo dejo.
Próximo destino Bali, concretamente la ciudad de Ubud. Atrás dejamos una experiencia inolvidable en la selva con los orangutanes, descendencia directa de la raza humana. El que no se lo crea que venga a verlo.
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