viernes, 21 de marzo de 2014

Islandia Día 3

29 diciembre 2013

El segundo día de ruta teníamos planificado levantarnos pronto, visitar el parque de Thinkvellir y los alrededores del lago, y mas o menos después de comer poner rumbo hasta Freynessi, el punto mas alejado que íbamos a visitar. Desde allí emprenderíamos el camino de vuelta realizando la ruta marcada para acabar de vuelta en Reykjavik en fin de año.

El día anterior había conducido Carlos hasta después del primer susto, que es cuando Juan se puso a los mandos del 4x4. Esa mañana también empezó conduciendo Juan y durante todo el camino hasta que llegamos cerca del lago y entramos en el parque habíamos llevado un buen ritmo a unos 60-70 km/h. Una vez llegamos al parque vimos que la carretera estaba bastante helada y redujimos la velocidad, pero aún así vino una ráfaga muy fuerte de viento, culeó el coche y no pudimos controlarlo, con lo que nos volvimos a salir de la carretera.

Otra vez vuelta a parar gente para ayudarnos, y al tercer o cuarto intento un islandés muy amable consiguió sacar el coche de la nieve. Con otro pequeño susto en el cuerpo, Carlos volvió a coger el volante y a una velocidad media de 20 km/h llegamos al centro de información para planificar un poco la ruta.


Después de ver varios mapas del lugar y con la ruta decidida, nos pusimos en marcha para rodear el grandioso lago y continuar con el plan establecido. 

Durante el camino vimos un lugar famoso para hacer inmersiones y algunos buzos preparándose, Silfra. La grieta de Silfra, es el único lugar en donde la división de las placas tectónicas de Eurasia y América es visible por encima de la superficie de los océanos. La grieta está cubierta de agua, un agua increíblemente transparente que deja sin palabras a cualquiera que se anime a la experiencia de bucear en ella.

No veníamos preparados para esto, pero nos hubiera gustado, ya que la experiencia debe ser increíble.

Bueno, pues después de parar un par de veces en diferentes puntos por los alrededores del lago y tomar diversas fotos y vídeos, nos pusimos en marcha hacia nuestro destino.



Por el camino ya vimos que iba a ser complicado, ya que el tiempo empeoraba y la carretera tampoco ayudaba. La velocidad media era de 20km/h, y a ese ritmo no íbamos a llegar muy lejos. Sobre las 15:00 o así y habiendo llegado a una ciudad que nos pillaba de paso de la ruta y cuyo nombre no recuerdo, decidimos parar y comer algo.

Como no lo teníamos claro, al final la parada fue en un Dominos Pizza, pero esa pizza nos supo a gloria después de llevar varios días a base de bocadillos y cosas precocinadas. Una vez teníamos el estomago lleno y habíamos cargado el coche con nuevas provisiones compradas en el supermercado del cerdito como logo, Bonus es el nombre (la cadena de supermercados con los precios mas razonables), nos pusimos en ruta, ya que aun nos quedaban unos 200km y eran las 18:00 de la tarde.

Nada más salir y cuando solo habíamos recorrido unos 40 km, se puso a llover, después de eso a nevar y empezó a soplar muchísimo viento, lo que parecía una simple tormenta se convirtió en una ventisca insufrible, que nos obligó a reducir la velocidad hasta los 5 o 10 km/h ya que no se veía más de un par de metros por delante del coche. La esperanza de llegar al destino y de ver la aurora boreal por el camino se reducían, además íbamos esperanzados ya que el señor que nos atendió en el Dominos pizza dijo que esa noche era bastante buena para ver la aurora boreal, pero en Islandia ya se sabe, si no te gusta el tiempo que hace, esperate 5 minutos porque puede ser que cambie.

Para nosotros si que cambió, pero a peor, la cosa se ponía cada vez mas complicada y a ese ritmo tardaríamos como 9 o 10 horas en llegar al destino, y si conseguíamos llegar, por lo que pasado un tiempo y cuando ya conducir era insufrible por el grado de concentración y tensión del conductor así como de los ocupantes, tomamos la decisión de parar donde pudiéramos y buscar un hostal para dormir.


Al primer intento de parada no conseguimos nada, ya que el hostal que existía en ese desvío estaba cerrado. Esperamos un poco en el coche y reanudamos la marcha. El tiempo había vuelto a cambiar, ya no nevaba, pero hacia muchísimo viento y la conducción seguía siendo un tanto peligrosa. Volvimos a desviarnos al cabo de algunos kilómetros más y accedimos a un pequeño pueblo con un par de hoteles (aunque estaban cerrados) y algunas casas. Paramos en lo que nos parecía un hostal y después de que nos atendieran y que Mari y Joana le explicaran todo el rollo a la mujer que nos abrió la puerta, nos dijo que no, que aquello era una casa particular.

¡Vaya mierda!!!!, pero no estaba todo perdido, ya que nos dijo la mujer que más arriba había una casa que alquilaba habitaciones y que ella se encargaba de llamar y preguntar si les quedaba alguna libre. 
Con la suerte, esta vez si, de nuestra parte, la mujer nos confirmó que si, que tenían un par de habitaciones. Hacia allí nos encaminamos con el coche, muy despacito y cuando llegamos la mujer ya nos estaba esperando en la puerta. Se trataba de una casa típica islandesa donde vivían una mujer y un hombre solos, ya que sus hijos se habían ido a vivir fuera y utilizaban las muchas habitaciones de la casa como hostal. Al entrar en la casa vimos que había más inquilinos pasando alguna noche por allí, unos japoneses, unos franceses y unos tailandeses....la noche prometía.

Todos fueron muy amables y los dueños de la casa nos dejaron utilizar el teléfono para llamar al hotel que teníamos contratado y que se suponía que íbamos a llegar esa tarde, para anular la estancia. En un principio nos dijeron que tenían que cobrar igualmente la noche, pero después de consultarlo con un superior nos devolvieron el importe ya que estaba claro que por temas meteorológicos no habíamos podido llegar (aprende España).

Cenamos en la cocina de la casa diferentes cosas que habíamos comprado en el supermercado y charlamos con los dueños de la casa, los cuales nos confirmaron que el estado de las carreteras hay que mirarlo cada hora y más en invierno que los cambios son muy bruscos.

Una vez terminada la cena, nos fuimos a la cama a dormir después de un día bastante agitado ya que, además, al día siguiente teníamos que decidir si continuar la ruta planificada o desistir de parte de ella.

La verdad que esperábamos descansar, o no, ya que descubrimos algunos cuadros y adornos curiosos de la casa, tanto en el comedor como en una de nuestras habitaciones.....os dejo algunas fotos para vuestra propia imaginación.






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